• Julio Mayol: “El sistema de salud “está crónicamente enfermo y no ha aprendido la lección”
  • Olga Mediano: “Hace falta una estrategia clara sobre cómo usar los nuevos tratamientos antivirales”
  • José Antonio López Guerrero: “No sabemos cuándo, pero podemos asegurar que habrá una siguiente pandemia”
  • Alfredo Corell: “No deberíamos revacunar permanentemente a personas sanas porque el sistema inmunitario puede apagarse y dejar de responder”
  • Juan Torres: “Hay que ver el precio que nos cuesta gripalizar la enfermedad en COVID persistente”

Madrid, 22 de marzo. El sistema de salud se encuentra lejos de estar preparado para afrontar un nuevo desafío como el impuesto por la pandemia. Esta es la advertencia lanzada por cinco expertos sanitarios en el momento en que España comienza a entrar en la fase de gestionar la infección respiratoria por el virus SARS-CoV-2 como una endemia.

Con la moderación del periodista especializado en ciencia de RNE, Manuel Seara, virólogos, inmunólogos, neumólogos y médicos de otras especialidades y de la gestión hospitalaria han analizado los dos años transcurridos de pandemia y el escenario abierto a partir de ahora.

En la mesa redonda Presente y futuro del SARS-CoV-2. ¿De pandemia a endemia?  han intervenido Julio Mayol, director médico y director de Innovación del Hospital Clínico San Carlos de Madrid; José Antonio López Guerrero, director de Neurovirología de la Universidad Autónoma de Madrid; Olga Mediano San Andrés, neumóloga del Hospital Universitario de Guadalajara y miembro de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica; Alfredo Corell Almuzara, catedrático de Inmunología y vicerrector de Innovación Docente y Transformación Digital de la Universidad de Valladolid; y Juan Torres Macho, jefe de servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Infanta Leonor-Virgen De la Torre.

El doctor Julio Mayol se ha referido a los cambios sufridos por el sistema sanitario en general y, particularmente, por los hospitales durante la pandemia desde la perspectiva de un gestor del sistema sanitario. En esta línea, ha revisado el impacto en los profesionales y pacientes, en la administración y gestión de recursos materiales y en la reorganización de la asistencia y el trabajo en equipo.

Para Mayol, el sistema de salud “está crónicamente enfermo y no ha aprendido la lección” después de la crisis sanitaria provocada por la pandemia. En su opinión, “tenemos un nuevo problema de suministro ahora que estamos en una guerra y la tormenta puede ser absolutamente perfecta si se junta con una nueva ola” del virus. Entre los desequilibrios más urgentes que se deben corregir, el doctor ha reclamado un cambio de las reglas que rigen nuestros sistemas para dotarlos de mayor flexibilidad y para responder con garantías al incremento de la demanda de pacientes sin los sufrimientos que los profesionales han tenido. “La regulación y la reglamentación es contraria a la flexibilidad de un sistema sanitario”, ha sostenido en relación con las medidas adoptadas en los hospitales durante el estado de alarma. Otra de las lagunas detectadas por este experto es la falta de organización para poder prevenir, como primera barrera del sistema de salud.

En esta misma línea, Olga Mediano ha puesto el foco en la experiencia vivida en los hospitales durante la pandemia al enfrentarse a un virus que causa una neumonía bilateral y “que no se había visto hasta la fecha”, ha recordado. Esta especialista ha instado a “prepararse para lo que pueda venir” y evitar la saturación hospitalaria, lo que requiere, a su juicio, mantener una infraestructura hospitalaria suficiente para asegurar el manejo del paciente crítico, garantizar la seguridad de los profesionales y pacientes en los centros y diseñar una estrategia terapéutica que permita detectar al paciente vulnerable y tener un acceso rápido a fármacos eficaces con el fin de evitar que pase a enfermo grave y al colapso de los hospitales sufrido durante la crisis. “No hay un tratamiento específico que termine con la enfermedad; esto no ha acabado”, ha asegurado.

En su opinión, “hace falta una estrategia clara sobre cómo usar los nuevos tratamientos antivirales en los primeros cinco días de infección y cómo se van a identificar a las personas candidatas a estos tratamientos”, ya que se trata en muchos casos de anticuerpos monoclonales que se administran por vía intravenosa y que son caros y requieren la identificación clara de la población.  Los recientes cambios introducidos por el Ministerio de Sanidad en el diagnóstico de positivos y al reducir los periodos de aislamiento obligan a centrarse en los pacientes vulnerables, pero no resuelven cómo manejar a los pacientes asintomáticos ambulantes, ha señalado. También ha resaltado el papel jugado por los test rápidos de antígenos, que han permitido implicar al paciente en el autodiagnóstico para evitar colapsar la Atención Primaria.

Por su parte, el virólogo José Antonio López Guerrero se ha encargado de presentar al coronavirus causante de la enfermedad COVID-19, uno de los agentes virales de ARN más complejos y grandes que se conocen, “tanto es así que ha tenido que aprender a corregir sus errores replicativos para ser viable durante la evolución”, ha explicado el profesor titular de Microbiología de la Universidad Autónoma de Madrid. López Guerrero ha repasado algunos de los aspectos del posible origen del patógeno, que ha situado en “la frontera entre el universo de lo orgánico y lo vivo”, así como el modo de transmisión por aerosoles e interacción con el huésped del virus y la respuesta inmunitaria, una cuestión que está todavía por resolver. Tampoco está claro, según ha indicado, si los fallecidos por la variante Ómicron lo han hecho por el virus o con el virus. En cualquier caso, y a la vista de la evolución de los patógenos detectados durante las últimas décadas, ha dejado la siguiente advertencia: “No sabemos cuándo, pero podemos asegurar que habrá una siguiente pandemia”.

Alfredo Corell ha detallado la respuesta inmune del organismo y el proceso para adquirir inmunidad frente al SARS-CoV-2 a través de las nuevas vacunas de ARN o la combinación de sueros. En opinión de este experto inmunólogo, “no deberíamos revacunar de forma continua a personas sanas, porque el sistema inmunitario puede apagarse y dejar de responder”, con la excepción, ha matizado, de las personas inmunocomprometidas y vulnerables. En este sentido, ha instado a evaluar de forma más precisa las consecuencias de la vacunación y a confiar en la inmunidad celular, en el mecanismo por el que las células activan la maquinaria para generar anticuerpos específicos después de pasar cuatro o cinco días de infección. También ha dejado la siguiente reflexión a propósito de las nuevas vacunas lanzadas al mercado en un tiempo récord. “Si los conceptos para una vacuna ideal son que sean accesibles a todo el mundo, sean termoestables, eficaces con una sola dosis, que se puedan aplicar a diversas enfermedades y se suministren mejor a través de la vía mucosa o que sean posible administrarlas en los primeros meses de vida, son condiciones que las actuales vacunas no reúnen”.

Por último, Juan Torres ha aportado su visión de futuro sobre la COVID-19 de larga duración o la persistencia de síntomas después de tres meses de pasar la enfermedad aguda. En primer lugar, ha subrayado la necesidad de alcanzar una definición universal de esta dolencia, que “tiene entidad propia y no debe confundirse con secuelas” de la enfermedad, cuyos síntomas de nueva aparición después de la recuperación inicial o que persisten desde el inicio tienen un impacto en la vida diaria. Hasta la fecha, se han descrito más de 150 síntomas relacionados con la COVID-19, cuya incidencia depende de las variantes y que afectan, sobre todo, a personas jóvenes. Entre estos síntomas, tres son los más frecuentes: disnea o dificultad respiratoria, niebla mental o falta de atención y fatiga crónica, ha apuntado. Asimismo, ha reclamado más investigación sobre las causas y posibles fármacos que permitan mejorar su tratamiento y sintomatología, con el fin de evitar que se convierta en una enfermedad invisible, como la fibromialgia o la fatiga crónica, típicas en estos casos de mujeres entre 40-50 años y sin marcadores diagnósticos. Este experto ha incidido en las consecuencias cardiovasculares de la COVID-19, del que se desconocen las causas, y ha alertado sobre el riesgo de gripalizar la enfermedad: “Hay que ver el precio que nos cuesta en COVID persistente”. “Sí sabemos -ha precisado- que la vacuna protege y disminuye la incidencia y severidad de los síntomas”.