Maribel Saiz Cayuela · Directora técnica de Intersa Labs
Licenciada en Ciencias Biológicas, especializada en Biología Vegetal · Postgraduada en Dietética y Nutrición · Especialista en aromaterapia científica y plantas medicinales

El propóleo es una sustancia compleja producida por las abejas y utilizada tradicionalmente desde la antigüedad en todo el mundo. Ya en el antiguo Egipto los sacerdotes lo usaban en forma de crema para embalsamar, así como parte integrante de ungüentos y bálsamos curativos. De hecho, aunque casi todas las civilizaciones han utilizado esta sustancia, etimológicamente es una palabra derivada del griego: pro-, que significa ‘delante de’, y -polis, ‘ciudad’; es decir, que el propóleo se encuentra en la entrada y en el interior de la colmena (polis de las abejas), lo que disminuye la entrada del viento y el frío en la colmena (su presencia es indicativo de que se acerca un invierno frío).

Pero, ¿qué es el propóleo? El propóleo hace referencia a algunas sustancias gomosas y resinosas que, segregadas por la corteza y las yemas de algunas plantas, son procesadas por las abejas hasta conseguir un producto final resinoso con grandes propiedades para nuestra salud.

El propóleo tiene una composición muy rica: resinas, bálsamos, aceite esencial, ceras, ácidos aromáticos, ésteres y compuestos como los flavonoides (quercetina, galangina etc.), vitamínicos y oligoelementos. Gracias a estos compuestos y sus efectos combinados, tiene propiedades antimicrobianas, antivirales, antiinflamatorias y reparadoras antioxidantes, que pueden ayudar a nuestra mucosa respiratoria. También actúa sobre nuestras defensas reforzando y regulando o modulando nuestro sistema defensivo para ayudar al cuerpo a combatir las agresiones externas asociadas al frío y, en general, los cambios de temperatura.

Los estudios realizados con el propóleo muestran que es una sustancia que puede ayudar a combatir las infecciones que afectan al árbol respiratorio y a fortalecer las defensas, tanto en adultos como en niños. Ha demostrado ser beneficioso para las afecciones de las vías respiratorias altas que, por lo general, son procesos de origen infeccioso (sinusitis, otitis, laringitis, rinitis, faringitis, amigdalitis, etc.). En este sentido, las presentaciones del propóleo en forma de trozos masticables y comprimidos —que al ensalivar permiten la liberación progresiva y continua de los ácidos orgánicos y bioflavonoides—, así como en spray combinadas con plantas para las defensas, como la equinácea, o para las afonías, como la hierba de los cantores y los aceites esenciales, pueden ayudarnos a mejorar en el curso de estas infecciones. En caso de tos y afecciones de las vías respiratorias bajas, combinar el propóleo con Drosera, jengibre, mirto, eucalipto, malvavisco y plantago, así como con oligoterapia (manganeso y cobre), puede suavizar las vías respiratorias, calmar la tos y facilitar la expectoración y la eliminación de moco o flemas, lo que proporcionará una sensación de bienestar y ayudará a acortar la duración de estas infecciones.